viernes, 13 de marzo de 2009

Un eterno retorno

Publicación para la revista del Instituto Moisés Lebensohn

Debemos combatir un mito, una profecía de medio siglo: “el peronismo de las mil caras se prepara, para intentar conservar el poder”.

Allá van a confundir, en alegre caravana.  Toneladas de maquillaje harán falta para disimular la realidad.  Siempre el mismo argumento repetido hasta el cansancio.

Los giros de la calesita los marean un poco, pero algo atontados repiten el libreto como si fuera noche de estreno.  Lo hicieron con Menem, cuando abandonaron a Cafiero, con Duhalde cuando se olvidaron de Menem, con Kirchner cuando gritaron al unísono “a rey muerto rey puesto”. 

La actual presentación es más grotesca pero tiene idéntica matriz.  Se trata de un terceto de “ricos y famosos”  que puede llenar la pantalla con un palabrerío insustancial. 

Los publicistas aconsejan: Insulten a Kirchner -que se enoja rápido- conviértanse en la opción, que nos quedamos con todo.   Esta es una elección parlamentaria, ya habrá tiempo el año próximo para preparar un candidato a Presidente que pueda consumar la mayor defraudación. Podremos elegir en los almuerzos de Mirtha da mas o menos igual.   Pero eso sí, debe tener talante de galán maduro.  No importa si es sojero, gauchesco, ingeniero o se tatuó.

 Nietzsche convirtió a su Zaratustra en el maestro del eterno retorno de lo mismo.  Es una concepción del tiempo que condena a vivir en una incesante repetición  de las mismas situaciones.

Nosotros, entonces, estamos desafiados doblemente.  La prepotencia del gobierno ya conocida y la gran estafa urdida desde el marketing del peronismo que se pretende reciclar.

Responderemos con una lógica ausente en los últimos años de vida política argentina.   Con una novedad: nos proponemos reconvertir el sistema democrático, queremos una democracia de partidos nacionales.  Desde los noventa han prevalecido  los candidatos como figuras estelares.  Todos han despreciado a sus organizaciones políticas, se han considerado superiores a ellas, las han tratado como trampolines para lograr ser nominados, las han manipulado y despreciado hasta el hartazgo.

Las principales consecuencias fueron variadas y negativas.  Entre ellas destaco dos: a) la alta imprevisibilidad de gobiernos en los cuales los presidentes gobiernan rodeados  por pequeños círculos y b) un mecanismo que obtiene gobernabilidad a cambio de un encadenamiento de recursos públicos destinados a favorecer o perjudicar a los gobiernos locales.  El resultado es evidente: bajísima calidad del sistema político e incapacidad del estado para vertebrar políticas de consenso destinadas a impactar correctamente en el mediano y el largo plazo.  Prueba de ello son las oportunidades perdidas por el compromiso con el cortísimo plazo que siempre provoca crisis recurrentes de altísimo impacto social.

Para decirlo en otras palabras, un presidente que no debe dar cuentas a un partido, que gobierna sin controles y logra apoyo a cambio de prebendas, jamás será un estadista que piensa el futuro, por el contrario será inevitablemente un manipulador del corto plazo.

Esto es lo que se ha dado en llamar democracia delegativa, una especie de parodia con Presidentes que se piensan a sí mismos como reyes pero que en verdad son gigantes con los pies de barro, de un barro que se derrite en la primera tempestad.   Esa es la regla que sufren los concentradores de poder, los más fieles son los primeros que abandonan, precisamente porque aprendieron bien la regla de nominación.  Esto es lo Nietzscheano,  el círculo se completa y ahora  deberá tomar la misma medicina que dio a su antecesor.

Pero esta tragedia argentina repetitiva y circular, puede llegar a su fin.  En gran medida depende de la UCR, de su dilatada militancia, de los cuadros políticos y técnicos que pueden exhibir juventud, trayectoria y decencia.  La UCR es una colectividad de ideales organizada con el fin de servir a la nación, constituye la columna vertebral de la oposición, cuenta con representaciones dignas en todas las legislaturas del país, gobierna con éxito provincias, municipios, universidades e instituciones públicas de toda clase.  Sus cuadros obtienen alto reconocimiento del sector privado y de la comunidad internacional que les confía liderazgos significativos.

Ha establecido acuerdos programáticos con partidos afines que constituyen la esperanza de cambio de millones de argentinos, se ha recuperado de la diáspora sufrida como secuela de la crisis del 2001 y se presenta con la energía y vitalidad necesaria para dar batalla al gobierno  en los sectores populares.       Está presente en toda la geografía del país y ha recuperado su espíritu de cuerpo, es decir la convicción de que la acción política es una empresa gregaria y que la biografía de cada uno de sus componentes adquiere sentido solamente cuando se encuadra con la historia.

Pero el radicalismo nunca se repite, al contrario, siempre cambia.  Se adapta a los tiempos con la misma fe con que honra sus mejores tradiciones doctrinarias.  Hay un hilo conductor en los principios pero se destaca por su capacidad para nutrirse de la realidad nacional y proponer alternativas a los principales problemas.  Por eso constituye la principal organización política del país.  Es verdad que subsisten problemas, pero hoy podemos anunciar que son menores.   El individualismo y el localismo ceden frente a la gran prioridad nacional que consiste en edificar los cimientos de una nueva democracia amplificada y participativa.

Ahora que tendremos que lidiar con los efectos de una crisis internacional y local de impresionantes y aún desconocidas proporciones, ahora que se agotó el exitismo y se acabaron los tiempos de “tirar manteca al techo”,  ahora más que nunca se requieren gobernantes responsables y capaces de establecer prioridades y amplios consensos nacionales para amortiguar daños y seleccionar las estrategias adecuadas.   Ahora cuando tenemos que insertarnos en un mundo de oportunidades escasas resulta indispensable una visión internacional que nos permita interactuar como un país previsible, dotado de políticas permanentes, capaz de establecer alianzas duraderas y de influir con autoridad en el nuevo escenario regional y multilateral.


No hay comentarios: