domingo, 30 de octubre de 2011

SIETE DIAS QUE NO CONMOVIERON AL RADICALISMO


El tiempo transcurrido fue muy escaso para ser demasiado exigentes, sin embargo las primeras afirmaciones no entusiasman.
La circunstancia política determina que en pocos días hay que elegir autoridades de los bloques parlamentarios y del Comité Nacional, mientras se llevará a cabo, en dos semanas, una postergada reunión de la Convención Nacional del partido.
Las decisiones referidas a los bloques parlamentarios, serán adoptadas por sus integrantes, de modo tal que los de afuera no tenemos arte ni parte, y los Presidentes de ambos bloques gozan de altos niveles de legitimidad, por lo cual no se esperan grandes cambios, y si los hubiera, éstos no constituirían una gran novedad política.
En cuanto al Comité Nacional, sabemos que el actual presidente no aspira a reelegirse y no se han producido nominaciones conocidas, por lo tanto, parece pacífico el camino del diálogo entre los delegados electos para conformar una nueva autoridad partidaria. Sin embargo, en esta dimensión, se han dejado caer algunas iniciativas que merecen comentarios.
He escuchado que para dar señales de novedad política, algunos aspiran a cambiar la regla de nominación del Presidente del partido, para que sea electo por el voto directo de los afiliados. Esta cirugía mayor de nuestra carta orgánica, no puede ni debe ser aplicada sin esperar que la H. Convención produzca las reformas en tiempo y forma; tiempo para el debate y forma congruente con la arquitectura institucional de nuestra organización política. Las reformas atropelladas, ab referéndum de la Convención, no están llamadas a mejorar la estructura política, sino a responder a impulsos coyunturales que no resolverán ninguno de los problemas de fondo. Por lo tanto, una buena señal sería el estricto cumplimiento de nuestra ley partidaria y abrir el proceso de debate y propuestas sobre las necesarias reformas a nuestra desvencijada estructura política. Los cambios, deberán tener efecto en el período siguiente.
Para quienes estén interesados en conocer mi punto de vista sobre la organización partidaria, ver en el blog Opiniones y Debates (marcelostubrin.blogspot.com) el art. Publicado el 17 de octubre de 2008 “Partidos y Organizaciones Políticas: La UCR una propuesta”
También he escuchado ideas sobre incorporar cupos de nominación obligatoria de jóvenes de distintos segmentos de edad a las candidaturas del partido. Este loable interés en promover a los jóvenes, tropieza con el hecho de que solamente las Provincias de Buenos Aires y Córdoba, han logrado dos bancas nacionales; los demás distritos que obtuvieron escaños en el Congreso, obtuvieron sólo uno, por lo tanto en este plano la norma podría ser infructuosa para cumplir con el objetivo que se propone. Además, habría que compatibilizar el nuevo cupo juvenil con el femenino (existente por imperio legal), lo que obliga a ser cuidadosos para lograr normas eficientes que cumplan con los objetivos que se proponen.
La restante idea que ha sido comunicada por la prensa es más interesante, aunque delicada: Consiste en refrescar la conducción partidaria con líderes partidarios que han sido exitosos en las recientes competencias electorales. Ellos han obtenido, de muy buena ley, las intendencias de muy importantes ciudades del país y su crecimiento político constituye una esperanza que alienta a la pronta recuperación competitiva de nuestro partido. Sin embargo, las destrezas para ejercer el gobierno local, no necesariamente coinciden con las exigencias de desempeñar la máxima conducción partidaria –sino-, me atrevería a decir, todo lo contrario. Satisfacer las demandas y requerimientos de sociedades complejas, desde la escasez de competencias de los municipios es una tarea ímproba, que no se compadece con las funciones ejecutivas que esperamos que asuman los jefes partidarios.
Los últimos cuatro presidentes del Comité Nacional, que explican una década de conducción partidaria, han sido reflejo de un notable impulso renovador, constituyeron remarcables novedades políticas, dos de ellos Angel Rozas y Roberto Iglesias, venían de desempeñar exitosas gobernaciones y los dos restantes, Edgardo Morales y Ernesto Sanz, provenían del liderazgo parlamentario del partido, aunque Sanz, había desempeñado la intendencia de la ciudad de San Rafael. Con esta afirmación, pretendo desilusionar a quienes piensan que el radicalismo es un anquilosado aparato conducido por una todopoderosa nomenclatura; y que tenemos a disposición un cambio de guardia que supere a dirigentes desgastados que no entienden a la sociedad contemporánea.
Es indudable que tenemos problemas y complejos, pero para resolverlos y ser más útiles, no debemos caer en la tentación de simplificarlos, porque no hay soluciones sencillas al alcance de la mano, militancia, trabajo y tesón es el imperativo que tenemos por delante para fortalecer las cuatro columnas sobre las que se asienta la Unión Cívica Radical, a saber: la conducción nacional de un partido moderno, sus brazos parlamentarios en todos los ámbitos legislativos del país, sus gobiernos locales y su inserción en las organizaciones representativas de los sectores populares. Estos cuatro planos de la acción política deben tener una interacción virtuosa, requieren habilidades y destrezas diferentes, pero sólo desde la práctica política se podrán formular las propuestas que saquen nuestro partido del estancamiento.
Un último párrafo para condenar el individualismo político, el internismo, la simplificación de los problemas y la superficialidad. Quien pretenda sacar ventaja facciosa de la presente situación estará conspirando seriamente contra la reconstrucción de la UCR, única herramienta política capaz de desplazar al gobierno nacional y reconquistar el poder en la Argentina.

por Marcelo Stubrin


martes, 25 de octubre de 2011

A FAVOR DEL DEBATE Y CONTRA EL OPORTUNISMO

Los resultados electorales que nos confinaron al tercer lugar de las preferencias populares, reclaman un debate profundo sobre el destino del partido que integramos.
Esta circunstancia, no es nueva. Aun si deliberadamente omitiésemos las consecuencias de la división del partido en 1957 junto con la desagradable proscripción del peronismo, no integramos el binomio más competitivo en 1995, en el 2003, ni en el 2007.
No encuentro, entonces la novedad. Es la tercera elección presidencial consecutiva que nos ubica fuera del podio.
Ahora bien, en este caso, se registran algunas diferencias relevantes:
• Hubo amplia competencia interna, con largos meses de debate público frente al partido y al conjunto de la sociedad.
• La competencia no fue necesaria porque dos de los tres contendientes se retiraron.
• Dos de los contrincantes se desafiaron a una elección interna abierta para el mes de abril que no se llevó a cabo.
• Nunca estuvo cerrado para nadie, ni siquiera para los que competirían en abril la posibilidad de presentarse a las PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias).
• El candidato proclamado hizo toda su campaña centrado en la ratificación del Frente Cívico y Social, herramienta con la que competimos en las parlamentarias de 2009.
• Los otros dos candidatos, se pronunciaban por acuerdos más amplios que incluían claramente a Duhalde y a Macri, como reflejo político de la coalición parlamentaria opositora, bautizada como Grupo A.
• Binner y Stolbizer, resolvieron apoyar a Juez y a Solanas de manera explícita, a sabiendas que esto rompía la asociación y era insoportable para cualquier candidato radical.
• Alfonsín frente al abandono de los “socios naturales”, pactó con un sector del peronismo federal en la Provincia de Buenos Aires, siguiendo los consejos públicos de sus oponentes internos y frente a la evidente circunstancia de que no había candidatos propios de ningún sector interno que desearan la candidatura a Gobernador.
• El acuerdo, lejos de dar los resultados esperados, fue confuso y nada eficiente; sin embargo fue bien recibido por los líderes territoriales del partido, particularmente por los intendentes y candidatos a las principales comunas de la provincia.
• Quienes quisieron defender resultados locales alejándose de manera temeraria de la fórmula partidaria, también fueron arrastrados por la ola Cristinista, lo que demuestra que el fenómeno no era tan simple de confrontar y que tiene poco que ver con la alianza electoral de la Provincia de Buenos Aires.

Esta es la trama sucinta de lo ocurrido, bastante importante para iniciar el debate indispensable. Más productivo serán nuestros intercambios, en la medida que sean consistentes con las actitudes y los esfuerzos destinados a la reciente campaña electoral.
En La Nación de hoy Oscar Ozlak, acertadamente, distingue entre partidos y espacios políticos efímeros. Ese es el corazón del problema: Lejos de honrar y fortalecer la lógica de un gran partido político, muchos radicales mostraron debilidad y siguiendo la pobre estrategia de la Alianza con el Frepaso del 99, buscaron legitimidad por fuera de nuestras filas. Sin darse cuenta que los proyectos personales que pretenden gloria barata a costa de magullar el partido político que los formó, van quedando en el camino, intrascendentes y lastimosos, habiendo cumplido con la innoble tarea de hundir a los propios y ser insignificantes e inocuos para los enemigos que se prometían derrotar.
Acá está la herramienta para la transformación, la Union Cívica Radical, con la piel lastimada por la incomprensión interna y las tendencias a la autodestrucción, pero intacta para cumplir con los fines que le dieron origen y que el presente reclama.
Por Marcelo Stubrin